Condiciones Meteorológicas


La parte gaseosa de la mayor parte del magma volcánico es solo del 1% al 6% de su masa; aun así, la cantidad total de gas emitido por las erupciones volcánicas por día puede superar los miles de toneladas. Aunque la proporción de gas volcánico varía mucho según el tipo de actividad volcánica, las emisiones promedio generalmente incluyen 70% de vapor de agua, 15% de dióxido de carbono, 5% de nitrógeno, 5% de dióxido de azufre y menores cantidades de cloro. , Hidrógeno, argón, monóxido de carbono, metano, etc. A partir de estos datos, no es difícil imaginar que el gas producido por las erupciones volcánicas tenga un gran aporte a la composición química actual de la atmósfera, y su principal característica es su alta dinámica temporal y espacial. Su posterior evolución debe explicarse en el marco de un complejo sistema de interrelaciones. Desde la formación de la atmósfera original y a lo largo de la evolución de la tierra antes de que la tierra fuera colonizada por la vida, la cantidad y composición de los gases de escape han cambiado, lo que solo se debe a cambios en la temperatura crítica. El espesor y la densidad de la atmósfera. En este proceso, el surgimiento de la vida (y la fotosíntesis), la existencia de agua y la actividad volcánica son fundamentales. La actividad volcánica y su papel en la evolución de la corteza terrestre y la atmósfera, así como el ciclo biogeoquímico, no puede basarse en una catástrofe ingenua; pero como opción, ha abierto la puerta a la emergencia biológica. La frecuencia e intensidad de la actividad volcánica actual se localizan en diversas regiones de la tierra, aunque debido a la rápida dispersión de los componentes emitidos a la atmósfera, producirá cambios dinámicos en el clima a escala global. Sin embargo, desencadena una reacción en cadena; a medida que cambia el ecosistema, las áreas circundantes también cambiarán, por lo que se debe considerar el análisis del tiempo y el espacio a diferentes escalas. Un ejemplo más amplio es la súper erupción anticipada del Parque Yellowstone (Perkins y Nash, 2002), que se sabe que tiene un ciclo de 600.000 años; un período corto de tiempo en relación con el ciclo de vida de la tierra, pero sin duda contribuyó a un proceso de extinción específico. Durante la formación del pedigrí de la especie especificada, en relación con la especie actual, el contenido de oxígeno en la atmósfera es mayor y la temperatura es mayor; estas condiciones pueden producir una gran cantidad de nubes verticales, en las que prevalece una alta convección, que es causada por una alta tasa de evaporación Proporciona una rica humedad relativa. Todas estas características conducen al desarrollo frecuente de tormentas eléctricas, que eventualmente conducen a incendios. El fuego, como condición recurrente, hace que la nueva especie de pino desarrolle un mecanismo para continuar y mantener su población, por lo que la viabilidad de las semillas contenidas en la estructura reproductiva (estróbilos) debe desarrollar dos estrategias paralelas: incluya semillas viables en ausencia y presencia de fuego para que las semillas tengan éxito en las condiciones climáticas indicadas. Por tanto, la estrategia actualmente observada explica por qué solo un tercio de las semillas contenidas en la estructura reproductiva son biológicamente factibles cuando sus cabezas o cáscaras están sometidas a las altas temperaturas registradas durante el incendio; y además dos tercios lo hacen en condiciones normales asegurando así que las especies se reproduzcan en una situación u otra.


https://www.scielo.sa.cr/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1659-28592014000100009

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